Ros Casares pierde la demanda arbitral contra Thyssen y queda aún más debilitado

Ros Casares pierde la demanda arbitral contra Thyssen y queda aún más debilitado

víctor romero | valencia La Corte de Arbitraje de la ámara de Comercio de Valencia ha desestimado íntegramente la demanda interpuesta por el Grupo Ros Casares contra varias filiales del Thyssenkrupp por incumplir los acuerdos de accionistas en la sociedad compartida Thyssen Ros Casares. La compañía valenciana reclamaba a la multinacional alemana cerca de 26 millones de euros en concepto de lucro cesante y daño emergente por cortar los suministros coincidiendo con el cierre de la factoría Galmed de Sagunt, planta de Thyssen que proporcionaba acero galvanizado a los centros de Thyssen Ros Casares en El Puig y Port de Sagunt.

Según un comunicado remitido a este diario por el abogado de la multinacional, Thomas Bemm, la Corte de Arbitraje ha impuesto las costas a Ros Casares. La decisión de tribunal fue confirmada por el consejero delegado de grupo valenciano Francisco Ros García, quien anunció que recurrirá ante el Tribunal Superior de Justicia para tratar de anular el laudo arbitral. El laudo, firmado por e letrado Josep Gallel Boix, niega que las filiales cortasen los suministros e, incluso, explica que era complicado ofrecer acero cuando Ros Casares estaba incumpliendo los pagos.

La decisión supone un golpe en la estrategia judicial de Ros Casares, cuya posición negociadora queda más debilitada frente a los bancos acreedores agrupados en el llamado G6 y la propia Thyssen.

Los bancos están dispuestos a capitalizar una deuda superior a 200 millones de euros, pero quieren salvar sólo el negocio de planos generando una nueva compañía que agrupe las planta de Vitoria de Ros Casares y las de Thyssen Ros Casares en El Puig y Sagunt. Thyssen está dispuesta a negociar pero quiere realizar una «due dilligence» de su filial compartida, ahora controlada por la familia Ros tras la dimisión de los consejeros alemanes. Además ha boqueado las conversaciones precisamente por la batalla judicial que libra con sus socios valencianos.

Thomas Bemm aseguró ayer que Thyssen «tiene interés en continuar con el negocio» de la empresa compartida al 50 % con Ros Casares «manteniendo los puestos de trabajo y fortaleciendo con su presencia la economía de la región de Valencia». Según Bemm, Thyssen mostró hacer un año su interés en adquirir a Grupo Ros Casares su participación accionarial en Thyssen Ros Casares. «Desafortunadamente no fue posible alcanzar un acuerdo con el co-accionista, quien desde hace más de un año gobierna en solitario la sociedad».

Según el abogado de la multinacional el propio Grupo Ros Casares es deudor «importante» de la sociedad compartida «siendo esta circunstancia la causa de los graves problemas de liquidez y, en última instancia, de la necesidad de solicitar también para ésta el concurso de acreedores».

Bemm señaló que su representada sí mantiene conversaciones «esperanzadoras» con los acreedores de Thyssen Ros Casares (Bankia, Santander, Sabadell, Popular, Caixabank y BBVA) «encaminadas a buscar una solución para la continuidad a largo plazo de su negocio.

Ros García admitió ayer el golpe en el proceso negociador, aunque confió en que a largo plazo facilite el acuerdo con Thyssen. La familia Ros aspira a buscar también una solución a las divisiones del grupo que no están centradas en el negocio de planos (chapas) para el automóvil.