19 Abr La red valenciana de transporte, clave para desatascar el caos aeroportuario
JOSÉ LUIS GARCÍA VALENCIA ¬
La mejoría que se prevé para hoy en la evolución de la nube de ceniza provocada por la erupción de un volcán en Islandia podría comenzar a desatascar el colapso sufrido por el tráfico aéreo europeo, que también ha bloqueado a los aeropuertos valencianos de Manises y El Altet durante las últimas horas. Un alivio al caos aéreo internacional —para hoy se espera que ya puedan operar la mitad de los vuelos previstos en Europa— que puede tener en las próximas horas un puntal básico en las infraestructuras de transporte valencianas, para dar salida a través de mar, carretera y ferrocarril a los pasajeros que necesiten viajar a Europa. En esa línea, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y su homólogo británico, Gordon Brown, pactaron ayer que España sea la pista de aterrizaje para los pasajeros que no puedan llegar a Inglaterra en avión; para desde España, dirigirse a las islas británicas a través de ferry, tren y carretera.
Ya en la jornada de ayer, el eje Alicante–Valencia —junto al Madrid–Barcelona, reforzado en las líneas de alta velocidad— comenzó a servir como desatascador para evacuar a miles de pasajeros de diferentes puntos de España hacia Europa. El ejemplo más significativo es el del operador turístico TUI.
Salida por el eje mediterráneo
Este gigante del sector puso en marcha una operación para trasladar a sus clientes alemanes de turismo en las islas Baleares y Canarias. Concretamente, llevó en avión a cientos de clientes desde Gran Canaria a Alicante y desde allí, a través del eje mediterráneo, salieron en autobuses al continente.
Y pese a la parálisis que vivieron ayer los aeropuertos valencianos —con 217 vuelos cancelados por el cierre de puntos de destino y salida de vuelos—, Manises y El Altet colaboraron para aliviar parte del caos aéreo que afectó al norte de España y a 25 países de Europa. Manises y El Altet, que fueron los aeródromos más al norte que aguantaron abiertos —los catalanes ya tuvieron que cerrar— acogieron seis vuelos internacionales que tenían otros destinos, pero que se quedaron sin lugar donde aterrizar con los cierres decretados durante la mañana. Manises ejerció de nodo de comunicaciones a pequeña escala para desatascar el tráfico aéreo.
Así, llegaron a Manises seis vuelos imprevistos: dos salidos de Casablanca (Marruecos); uno desde Italia y tres más desde Tel–aviv (Israel), señalaron fuentes de Aena.
Por lo demás, ayer los ferrys que unen Valencia y Dénia con las Baleares comenzaron a dar salida a los pasajeros que desde Valencia y otros puntos de España no podías llegar a las islas por el cierre de sus aeropuertos. Lo mismo ocurrió por carretera, donde las compañías de autobuses reforzaron los servicios internacionales hacia Francia, Alemania o Inglaterra. Y las compañías de alquiler de coches, que pusieron en circulación prácticamente todo su parque móvil.
Con todo, la navegación aérea en Valencia no pudo abstraerse ayer del bloqueo generalizado. La cercanía de la nube de ceniza volcánica al norte de España sumió en el caos al tráfico aéreo español. Y con él, el valenciano. Aena cerró durante unas horas 16 aeródromos en el norte y en las Islas Baleares —Barcelona, Girona, Reus, Sabadell, Asturias, Santander, Bilbao, San Sebastián, Vitoria, Pamplona, Logroño, Palma de Mallorca, Son Bonet, Menorca, Zaragoza y Huesca—. Además, el de Lleida–Alguaire, que no pertenece a Aena, también suspendió sus operaciones. En total, 17 aeropuertos llegaron a cerrar hasta las 15.30 horas y 3.157 operaciones fueron canceladas; 1.965 de ellas con Europa.
En la Comunitat Valenciana, ni el aeropuerto de Manises, en Valencia, ni el de El Altet, de Alicante, fueron clausurados. Pero, a efectos prácticos, las consecuencias del caos aéreo internacional fueron parecidas. Entre los dos enclaves se cancelaron 217 vuelos que conectaban a la Comunitat con toda Europa —de donde quedó aislada— y diversos puntos del norte de España. En total, más de 32.000 pasajeros se con salida o destino en Manises y El Altet se vieron afectados.
Una terminal vacía
Los efectos de cierre del espacio aéreo en media España y en otros 25 países europeos eran bien visibles en el aeropuerto de Manises: 83 vuelos cancelados, 41 de salida y 42 de llegada. La terminal de llegadas estuvo prácticamente vacía durante toda la jornada. Apenas la llegada de algunos vuelos de Madrid, Tenerife o Lisboa, rompían la estampa de lo que parecía una estación fantasma. Más ajetreo había en la zona de salidas, pero no precisamente en la zona de embarque y facturación, prácticamente desierta.
El movimiento estaba junto a las ventanillas de las compañías, donde miles de pasajeros cuyos vuelos fueron cancelados por los cierres sobrevenidos durante la mañana, esperaban para que les devolvieran el dinero. Pasajeros con destino a las Baleares y a Italia, principalmente. Desde ese momento comenzaba la odisea de cada pasajero: buscándose la vida para volver a casa en transporte marítimo en parte, pero alquiler de coches, autobuses e incluso largos viajes en taxi a destinos europeos fueron las alternativas que buscaban los pasajeros.
Por la tarde, el ambiente siguió tranquilo. Aunque se recuperó el tráfico con toda España —los 17 aeropuertos cerrados recobraron el pulso—, la conexión siguió cerrada con buena parte de Europa.