23 Mar Lastres para el automóvil
LA negativa del Gobierno a rectificar su decisión de incrementar el IVA a partir del próximo mes de julio tendrá probablemente efectos demoledores para el consumo y para las empresas, a las que se aboca a una disyuntiva preocupante: absorber el coste del incremento impositivo a costa de su margen de beneficios para no ahuyentar al consumidor, o asumir que a partir de esa fecha el riesgo de reducir sus ventas –más todavía– crecerá exponencialmente sin apenas posibilidad de remonte en 2011. Esta es la cruda realidad que manejan las empresas pese a que el Gobierno insista en restar relevancia al aumento fiscal y en pronosticar que en pocos meses el mercado se habrá equilibrado sin dificultades. Entre los sectores con mayores riesgos está el de la industria automovilística. Este sector está advirtiendo de que en 2010 se venderán unos 130.000 vehículos menos que el año pasado, y en ningún caso se superará la barrera del millón de unidades; en segundo lugar, la patronal de los concesionarios, Faconauto, calcula que en la segunda mitad de año se venderá un 22 por ciento menos que en el primer semestre precisamente por el incremento del IVA, cifra que, para empeorar más aún el diagnóstico, la asociación de fabricantes ANFAC sitúa en el 30 por ciento. La «compensación» de ventas para el cómputo global del año no será, pues, como el Gobierno augura, sino bastante menos satisfactorio de lo que presume. Y en tercer lugar: la asociación de vendedores Ganvam estima en 10.000 los empleos que se destruirán gracias a la medida adoptada por el Gobierno.
En este punto de la recesión ya no hay margen para utilizar los futuribles como instrumento para el desgaste del Gobierno. Sencillamente, los brotes verdes que hace ya más de seis meses adivinaba el Ejecutivo continúan sin aparecer. Lo que la industria y cientos de miles de empresas –grandes, medianas y pequeñas– tienen sobre la mesa son objetivos empresariales que no podrán cumplir para reactivar la economía y crear empleos. Tienen alertas reales de una actividad económica que quedará lastrada por el aumento del IVA y no análisis victimistas para exagerar el estado de las cosas, que es precisamente el argumento que el Gobierno sigue empecinado en utilizar para negarse a asumir que la realidad es negra y no el arcoiris tras la tormenta que mendazmente dibuja siempre.