12 Sep Corredor Mediterráneo: La última esperanza de la recuperación económica
A. CAPARRÓS
Ya ha comenzado la cuenta atrás para que la Comisión Europea tome la decisión definitiva respecto a qué proyectos de infraestructuras respaldará en el ejercicio presupuestario 2013-2020. En unos días el Ejecutivo comunitario hará públicas sus prioridades y finalizará una larga espera que ha durado siete años, desde que el proyecto del Corredor Mediterráneo quedara excluido de la anterior planificación presupuestaria. Este miércoles los técnicos de Movilidad de la UE presentarán sus estudios para la construcción de nuevos ejes.
Esta infraestructura supone algo más que un simple eje de comunicación ferroviaria. Permitirá independizar los tráficos de mercancías de los de pasajeros, que se multiplicarán por 2,5 hasta los siete millones de viajes anuales. De su ejecución depende la competitividad de la economía de la Comunidad Valenciana, que en esta pugna va de la mano de Cataluña, Murcia y Andalucía. Todas ellas representan cerca de la mitad de la población española, concentran el cincuenta por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) y el tráfico de mercancías, y aglutinan el setenta por ciento del turismo que llega a nuestro país.
Inversiones en el aire
Inversiones como las que pretende realizar la multinacional Ford en Almussafes dependen, sin embargo, de que esté garantizada la conexión ferrovaria por Europa. Con el Corredor se duplicaría la cuota del ferrocarril en el transporte de mercancías. En este sentido, la presencia de los tres primeros puertos españoles en el trazado —Algeciras, Valencia y Barcelona— asegura la intermodalidad entre los medios de transporte y abre una puerta al comercio exterior mundial—tanto la salida de las exportaciones como la recepción de suministros—.
Sin una salida ferroviaria —el trazado permitiría la utilización de trenes de 750 metros de longitud—, se crearía un cuello de botella en los puertos del Mediterráneo español que derivaría el tráfico hacia otras rutas. Una situación que generaría unos efectos letales en el empleo y la competitividad de las empresas valencianas en una coyuntura como la actual en la que el comercio exterior y, en menor medida, el turismo constituyen las dos piezas fundalmentales para esquivar la crisis y consolidar las bases de un nuevo tejido económico articulado en torno a los núcleos de distribución logísticos.
Primer borrador
El primer borrador de los presupuestos diseñados por Bruselas, sin embargo, ha optado por una decisión salomónica entre el Corredor Mediterráneo y el llamado Eje central, que enlazaría Algeciras con Madrid por el centro de la Península Ibérica y sólo contempla un ramal desde la capital de España a Valencia. Desde allí se abriría la conexión con Cataluña. Alicante quedaría fuera de este trazado.
Ante esta posibilidad, los gobiernos de la autonomías implicadas, el propio Ejecutivo central y las organizaciones empresariales, han articulado un frente común para ejercer la máxima presión ante la inminente decisión de las autorides comunitarias.
La inversión total del Corredor asciende a 51.300 millones, de los que apenas 8.400 ya están ejecutados. Sin el apoyo de la UE, la ejecución del proyecto resultaría inviable.