El taller secreto de Ford

El taller secreto de Ford

La multinacional de la automoción Ford ha mostrado por primera vez uno de sus secretos mejor guardados: los laboratorios de Dearborn —en las afueras de Detroit, la cuna de la industria del automóvil en Estados Unidos—, en los que cuece cualquier novedad y proyecto de futuro de la compañía. El fabricante de automóviles ha organizado una conferencia en la que participan diseñadores, ingenieros y especialistas en tecnología para explorar las tendencias futuras del automóvil y avanzar por dónde se mueve el fututo. Una de las pretensiones de la multinacional es mostrar a los «líderes que establecen tendencias» que Ford está «dedicada en cuerpo y alma» —según señala— a innovar y satisfacer las demandas de los consumidores, ya sea en temas medioambientales, en seguridad o en nuevas tecnologías. Uno de los múltiples edificios del gigantesco complejo que Ford tiene en Dearborn es el Centro de Investigación e Innovación, uno de los tres que el fabricante tiene en todo el mundo—los otros dos se sitúan en Alemania y China—. El centro, en el que trabajan alrededor de seiscientas personas, de las que una tercera parte cuenta con un doctorado científico, es el lugar donde se han generado productos como el motor EcoBoost, los asientos del Ford Mustang, producidos con semillas de soja, los cinturones de seguridad inflables y el sistema SYNC —que conjuga las comunicaciones y el entretenimiento en el coche—. En el edificio, Ford cuenta con un laboratorio dotado con equipos similares a los que se encuentran en muchos estudios de Hollywood. El apoyo técnico de unas cámaras y unos sensores permiten seguir a una persona equipada con un traje especial y traducir todos sus movimientos como imágenes en un ordenador en tiempo real. Se trata de una tecnología similar a la utilizada para el rodaje de la taquillera película «Avatar», que en este caso Ford utiliza para estudiar la forma en la que los pasajeros entran y salen de los vehículos, según explicó la responsable del proyecto, Nanxin Wang. Otros laboratorios del edificio se dedican exclusivamente a la eliminación de los ruidos que aparecen en el habitáculo con el paso del tiempo, a estudiar olores o simplemente a reducir el peso de los materiales plásticos que contiene un vehículo. Toda esta política de innovación obedece a que la multinacional no quiere que vuelva a repetirse lo sucedido en la última década, cuando su total dependencia en el subsector de los todoterrenos para generar ingresos, que también tenían sus competidores estadounidenses General Motors y Chrysler, y el colapso financiero de 2008 provocó la mayor crisis de la historia del automóvil. Ford anticipó en dos años el giro del sector y empezó a modificar su producción justo a tiempo, lo que significó que en el año 2009 no requirió ayudas públicas para garantizar su supervivencia, a diferencia de lo que ocurrió con sus competidores más inmediatos, como GM y Chrysler. «Hoy en día, muchos consideran que Ford tiene la mejor gama de vehículos del sector» asegura con orgullo el presidente de la firma, Alan Mulally. Aunque cuando llegó a la empresa hace cinco años, muchos en el sector cuestionaron su capacidad para reflotar la multinacional por su falta de experiencia en la automoción, Mulally es ahora considerado el responsable directo del éxito de la compañía. El asiento que controla el ritmo cardíaco Uno de los últimos avances de los laboratorios de investigación de Ford ha sido el de una butaca inteligente que permite controlar el ritmo cardíaco del conductor. Achim Lindner, uno de los responsables médicos del centro de investigación y desarrollo de Europa, ha señalado que «aunque en la actualidad se trata todavía de un proyecto de investigación, la tecnología de monitoreo del ritmo cardiaco desarrollado por Ford y la Universidad RWTH de Aache, podría ser un importante avance para los conductores, y no sólo en el aspecto de controlar los corazones de aquellos que ya se saben en riesgo, sino en detectar antes una patología». El sistema, que funciona con seis sensores en el respaldo del asiento, permite trasladar la información recogida a a un software del ordenador del vehículo, lo que abre un gran abanico de posibilidades, desde contactar con los servicios médicos a distancia o incluso detener el vehículo. De hecho, ya existen sistemas de alerta para avisar a los conductores cuando se duermen. Además, en el caso del asiento con control del ritmo cardiaco, la información permite alertar sobre inminentes problemas cardiovasculares, como un ataque al corazón. Un coche controlado por la voz Otra de las ideas salida del laboratorio de Dearborn es el sistema SYNC, desarrollado con la colaboración con Microsoft. Este equipo funciona con un módem que ofrece una conexión inalámbrica segura para todo el automóvil, con tecnología WiFi,que permite que todos los pasajeros puedan utilizar dispositivos móviles para entrar en Internet. La última generación de esta tecnología lleva un sistema de protección que requiere la autorización del conductor para acceder a la conexión cuando el sistema detecta usuarios que no se encuentran autorizados o que intentan robar la señal. El SYNC, por otra parte, permite controlar por voz la mayoría de los dispositivos móviles del vehículo: desde el teléfono hasta el reproductor de música. En el primer caso, permite realizar llamadas, buscar en la agenda e incluso es capaz de redactar o leer los mensajes que se envían o se reciben. En el caso de los reproductores de música, como el Ipod o cualquier otro equipo MP3, el sistema permite buscar por voz a los artistas, los canciones o las listas de reproducción.